Pensamiento lateral, o cómo no hacer siempre lo mismo
20/08/2019
Por Álvaro Montes. Copywriter de Staff Global Group.

Si no encuentras la solución a algo, deberías probar con el pensamiento lateral. “Pensamiento lateral” es un término acuñado por Edward de Bono, un psicólogo de la Universidad de Oxford que se refería a un método para resolver problemas de manera indirecta.
Frente al pensamiento lógico o lineal, el pensamiento lateral huye en parte de la organización recta y ortodoxa de los procesos de pensamiento y se centra en emplear técnicas creativas y alternativas. De esta forma huimos de un patrón rígido que minimice el número de posibles respuestas.
Dicho de otra forma, cuando vemos un tenedor, pensamos en un utensilio para comer. Es lo que nos dice la lógica porque es en lo que suele resultar la mayoría de las veces, pero ¿Por qué no pensamos en que puede ser un utensilio para rascarse o, doblándolo adecuadamente, un perchero?
Aquí interviene una parte clave del pensamiento lateral, que es saber hacerse la pregunta adecuada. Enmarcar adecuadamente el problema a solucionar, nos llevará a descartar las soluciones más obvias, para poder dar paso a otras más imaginativas.
Por ejemplo: Aparece un cadáver en medio del campo junto a una mochila. Llegó solo allí, y cuando se acercaba al lugar ya sabía que iba a morir. ¿Por qué?.
Instintivamente, la lógica, lo habitual, nos lleva a pensar que la persona llegó andando. Pero si nos preguntamos ¿Cómo llegó hasta allí? Podemos obviar que llegara a pie y plantearnos que quizás llegó por el aire y la mochila era su paracaídas, que no se abrió.
Hay que tener en cuenta, eso sí, que no debemos alejarnos del todo del pensamiento lógico. Digamos que el pensamiento lateral va siempre en paralelo a esa línea de pensamiento habitual; se desmarca, pero no se separa por completo. Si esto fuera así, podríamos caer en soluciones absurdas a nuestros problemas. Diríamos que el tenedor sirve para volar o que el cadáver estaba vivo.
De todo esto que el pensamiento lateral sea perfectamente aplicable al día a día de una agencia, porque nuestro trabajo es resolver el problema del cliente. Muchas veces ese problema parece tener una solución evidente, pero buscar fórmulas alternativas nos permitirá comunicar el mensaje adecuado de una manera diferente y efectiva. Y lo hacemos siempre siguiendo una estrategia lógica, coherente con la marca en cuestión y con unos objetivos a medio o largo plazo que hay que tener en cuenta más allá del problema a resolver. De lo contrario solo tendríamos ideas bonitas que no solucionen nada, salvo el ego de algún creativo.